Se vienen esos días donde no importa cuánto café quepa en mi cuerpo, ni si el cielo se nos pinta como un lienzo de arte callejero, mucho menos cuántas veces caen hojas en la puerta de mi casa. Los días siguientes a hoy, serán esos en que me muerda la lengua, escriba todo el día y termine de leer el libro que dejé tirado por ir a tomar café contigo cuando tres colores se mezclaban en un mismo cielo, vienen los días donde dudaré de mi infinidad y ella seguirá esperándome, tan fiel, en la esquina donde se guardan los árboles.

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